Taberna Sabe a Gloria
Calle Huertas, 53, Madrid.
Probablemente es el restaurante capitalino con más Vinos de Madrid por copas. Basta con echar un vistazo a la pizarra en la que, con letra poco académica, se listan las referencias de esta D.O., para comprobar que ofrecen blancos de malvar, airén o albillo, tintos de garnacha, tempranillo, syrah… Los tienen todos, o casi, y los miman con buena cava y mejor servicio.
Alrededor del copeo, cada día, los habituales se reúnen para degustar desde madrileñas patatas bravas hasta el más valenciano de los arroces. Y es que esta Gloria que cede su nombre al local -Gloria Alarcón Duque- se fogueó duro y largo en Valencia. Más de 17 años tuvo fonda por esos lares y en ella practicó hasta la perfección con paellas y pucheros. A las paellas ha tenido que renunciar en la exigua cocina del local, pero no al caldero de hierro en el que oficia suculentos arroces melosos.
Pero los arroces no copan la carta del establecimiento. En los entrantes, convive pacíficamente el laterío fino con castizas croquetas de cocido, ensaladilla rusa y boquerones en vinagre que Gloria hace enteros y desespinados, firmes y tersos.
En el apartado de las carnes, carrillada de ternera, manitas de cerdo deshuesadas y unos “callos sin callos” que ya tienen fama en los mentideros por esa melosidad que pega los labios e incita a mojar pan y, sobre todo, porque sólo llevan patas, morro, chorizo, morcilla y “el arreglo” antes de cocinarlos a fuego desesperantemente lento.
Un par de pescados frescos y, de postre, la inexcusable crema pasiega casera que eclipsa al resto de las opciones (bizcocho esponjoso de zanahoria, fondant de chocolate o fruta con mousse de queso fresco).
Escojas lo que escojas, en Huertas 53, Sabe a Gloria.